Sin estrenar

Cuando a mi madre le regalaban algo bueno, bien podía ser un perfume caro o alguna prenda de marca, siempre lo guardaba. No eran cosas como para usar así por así, había que guardarlas para estrenarlas cuando la ocasión lo mereciera. Con el perfume caro guardado en el armario, mi madre se perfumaba todos los días con una colonia mucho más corriente y barata. El bueno ahí se quedaba, bien custodiado, entre pañuelos bordados, como si más que un perfume fuese una pieza de museo.  Así ocurría también con las botellas de vino, las buenas se guardaban siempre para mejor ocasión. Y así, mi madre ha dejado sin abrir o estrenar muchas cosas como esperando el día que realmente mereciera aquel perfume, aquella chaqueta, aquel pañuelo, aquel vino. El día que, de tanto esperar a veces ni siquiera llegaba. 

En la canción “Simulacro”, esa obra maestra de Rafael Berrio, dice “temo haberme pasado la vida dejando las cosas para una mejor ocasión que no llega”. Y, como siempre pasa con Berrio, sentimos que conoce nuestras vidas y nos canta solo a cada uno y cada una de nosotros. Porque esto nos ha pasado muchas veces: dejar que llegue un momento mejor para hacer una cosa u otra. Canta Berrio: “Temo haber vivido mi vida como si ello fuera un simulacro, como si yo tuviera el don de vivir por mi dos veces, de haber dejado a un lado la que importa en prenda de una vez futura, y haber malgastado en borradores la presente”. A veces, las ocasiones esperadas, se esfuman.   

Entre las cosas de mi madre encontré hace poco el perfume al que me refiero. Está sin abrir, llevará así más de cuarenta años, recuerdo haberlo visto de niña. Y me impresionó tanto verlo, que, al llegar a casa, fui directamente a abrirme un Gran Reserva que me regalaron hace un tiempo y guardaba para una buena ocasión. La ocasión ha llegado, pensé, mientras preparaba una tortilla de patatas. Porque, como canta Berrio, “la vida sucede a medida que sucede y no hay una vida en serio y otra de licencia”.

1 thought on “Sin estrenar

Leave a comment