Soy un árbol en diciembre,
tengo los dedos dormidos,
no busques caricias,
no lo intentes,
ya cayeron las hojas
que danzaban con tu aliento.
No busques caricias,
no lo intentes,
ahora soy
un árbol en diciembre,
y en mis ramas
sólo quedan
unas uñas afiladas.